Villa de Leyva florece: Guía ilustrada de las plantas de Villa de Leyva y alrededores
La presente Guía, organizada de acuerdo a los más recientes análisis filogenéticos del reino vegetal, describe e ilustra los distintos linajes de plantas vasculares de Villa de Leyva y sus alrededores. La información aquí contenida resume los estudios del autor en más de 30 años de recorrer, estudiar, documentar e identificar confiablemente las más de 1,200 especies que prosperan en la región, trabajo llevado a cabo con una extensa revisión y uso de recursos bibliográficos, así como el invaluable uso del Herbario Nacional Colombiano, de la Universidad Nacional de Colombia.
Los capítulos introductorios resumen la historia, la ecología, la transformación paisajística y los drásticos cambios en el entorno físico y ecológico de la región. A continuación, el capítulo III, Flora presenta en detalle los linajes ordenados filogenéticamente. El total de plantas vasculares aquí reportadas suma 1,292 especies, así: 108 especies pertenecientes a 53 géneros y 22 familias de licófitas y helechos; 8 especies pertenecientes a 7 géneros y 5 familias de gimnospermas; en cuanto a las plantas con flor, se cuentan: 31 especies de 10 géneros y 7 familias de angiospermas "basales"; 286 especies pertenecientes a 138 géneros y 27 familias de monocotiledóneas; y 859 especies de 439 géneros y 109 familias de eudicotiledóneas.
La obra emplea la más novedosa (2014) clasificación filogenética de plantas con embrión, e ilustra, con cladogramas resumidos, los distintos linajes presentes en la región. En cada uno de los grandes grupos de plantas, se presenta una clave de identificación a nivel de familia. A la vez, se aporta información confiable acerca de la biogeografía y la botánica de las especies. La descripción de cada familia resalta los caracteres diagnósticos de los representantes en la zona, y se acompaña de fotografías que ilustran la gran mayoría de los géneros.
De particular vulnerabilidad en cuanto a conservación se resalta la necesidad urgente de proteger los hábitat locales que albergan a todas las orquídeas, bromelias y frailejones; a dos especies de cactáceas en peligro inminente de extinción local debido a sobreexplotación ilegal; a varios grupos de helechos arborescentes; y a árboles de las familias Chloranthaceae (la familia del granizo), Fagaceae (la familia del roble), Juglandaceae (la familia del nogal), Lauraceae (la familia de los aguacatillos), Meliaceae (la familia del cedro), Podocarpaceae (nuestros pinos colombianos), Rosaceae (la familia de los cerezos), Rubiaceae (la familia de la quina), Symplocaceae (la familia del té de Bogotá), Winteraceae (la familia del canelo de páramo), así como a familias menos conocidas, como las Pentaphyllacaceae, Sabiaceae, Styracaceae y Theaceae, entre otras.
Por fortuna, muchas de estas especies, aunque relictuales y en peligro inminente de extinción, se mantienen como importantes componentes de la flora nativa, gracias, entre otros factores, a la presencia de una zona protegida por el Estado y fuente mítica de la cultura Muisca, El Santuario de Flora y Fauna de Iguaque. Como novedades en cuanto a conservación, biodiversidad y medio ambiente, se amplía la descripción de una especie nueva de la enigmática familia de plantas con flor llamada Apodanthaceae, un grupo de cerca de 12 especies dispersas por Australia, América y África, hasta el momento no conocidas en la flora de Colombia. El libro enriquece el conocimiento a nivel de familia de plantas holoparasíticas en el país.
En términos etnobotánicos, se anotan los nombres comunes y los usos conocidos de muchas de las plantas tanto nativas como introducidas, incluidos aquellos cultivos precolombinos que nuestros antepasados domesticaron y apreciaron como alimentos que, como un buen cocido boyacense o un mute, no serían lo que son, sin las ibias, los cubios, las rubas, los nabos, o las papas criollas, todas especies presentadas en el libro, junto a otras plantas mágicas del entorno boyacense.
Sin duda, así como Pilostyles boyacensis (Apodanthaceae) un buen número de otras especies nuevas de la región espera a ser descubierto o mejor conocido. Un resultado inminente del libro, es despertar el interés por la Botánica, la Scientia Amabilis, aquella cuyos objetos de estudio arraigan al habitante local con su entorno, su mercado, su cultura, su forma de vida. Una ciencia que, a la vez, ilustra la extraordinaria diversidad biótica y ecológica de nuestras montañas y permite que el estudioso de la biología perciba a las plantas como la fuente primaria de una buena salud ambiental. Y sin duda alguna, para que el turista lleve esta obra como una diáspora en su morral, a sus caminatas por la región y luego a sus lugares de origen; así, independientemente del idioma, de las fronteras geopolíticas, y de la diversidad sociocultural, nuestra extraordinaria biodiversidad sea apreciada en todo su esplendor, sofisticación y belleza, en todas partes del Mundo.