Fundación Tiempo De Juego
“En la forma tan natural y espontanea como nació Tiempo de Juego se puede entrever su esencia. Lo primero que hubo fue un balón de futbol, un grupo de voluntarios con buenas intenciones y una comunidad de niños y niñas en Altos de Cazucá, a quienes la propuesta de jugar fútbol los sábados les resultó atractiva. Ahí comenzó todo. No se requirió una infraestructura especial, ni una decisión política, ni un manual de instrucciones. Bastó con que los niños jugaran, para que, casi sin darse cuenta, ellos mismos comenzarán a transformarse y a promover los cambios de su entorno.
Esa pequeña escuela de futbol que comenzó a crecer en el año 2006 tuvo desde su inicio dos características muy especiales: por un lado, utilizaba una metodología deferente, en la que la competencia le cedía el paso a la convivencia; por otra parte, le daba el rol de “profes” a los mismos jóvenes, seleccionados de forma natural por sus dotes y su personalidad.
Como consecuencia de estas dos ideas, la comunidad de Cazucá comenzó a ver con cierta gracia a ese grupo de chicos que jugaban fútbol en equipos mixtos, que antes y después de cada partido se sentaban en círculo a definir las reglas, que no utilizaban árbitros ni para un torneo, y los más curioso de todo: que seguían las instrucciones de un chico igual o menor que ellos, a quien además llamaban “profe”.
Con esos rasgos, y con la suma de muchos apoyos pequeños que se iban sumando a la iniciativa, Tiempo de Juego empezó a ofrecer más alternativas y mejores oportunidades para un grupo creciente de niños, niñas y jóvenes, con quienes la realidad parecía haberse ensañado, al tratar de instaurar la violencia y la pobreza no sólo en sus vidas, sino también en sus cabezas. Hacia allá se ha enfocado el trabajo de la Fundación, y tanto el fútbol como las demás actividades que ofrece, atletismo, teatro, porrismo, música, baloncesto, baile y otras tantas, no son más que un pretexto para erradicar esos imaginarios de pobreza y de violencia que de forma silenciosa tienden a limitar los sueños de los niños.
Tiempo de Juego, entonces, es una fundación que busca ofrecer oportunidades significativas a través del deporte, el arte y la actividades técnicas, y cuyos procesos propenden por lograr su propia autosostenibildad en las comunidades en que se desarrollan. Para lograr esto, el alcance de las actividades ha tenido que ampliarse, involucrando también a los padres de familia y los docentes de los colegios a los que asisten los niños. En todos los casos, el propósito de la Fundación es el mismo: permitir que los niños tengan sueños positivos y ambiciosos y facilitar oportunidades para que esos sueños se hagan realidad.
Actualmente, la Fundación tiene su operación principal en Altos de Cazucá, con más de 1500 chicos asistiendo a las actividades, y con un equipo de trabajo en el que la mitad de los empleados son jóvenes líderes que se han formado en el programa. Para lograr sus propósitos, ha establecido alianzas significativas y duraderas con la Fundación Compartir, la empresa Adidas, y entidades internacionales como Empower, Children of The Andes, Women Win y la FIFA. Adicionalmente, recibe apoyos puntuales de muchas organizaciones y personas que día a día contribuyen al desarrollo de nuevas iniciativas.
De otra parte, Tiempo de Juego ha iniciado también operación en Cartagena, donde trabaja en alianza con la Fundación Colombianitos, y está comenzando a desplegar actividades en Santa Marta, donde además de trabajar con los niños viene desarrollando un proyecto de turismo socialmente responsable, como fuente de sostenibilidad técnica y económica para todo el modelo.
Cada pequeña conquista que ha tenido la fundación en estos años es el resultado de un trabajo mancomunado, en el que las comunidades involucradas –que son las protagonistas–, trabajan de la mano con personas y organizaciones de toda índole, bajo una misma premisa: que los niños y las niñas puedan alcanzar sus mejores sueños.”
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