El Placer: mujeres, coca y guerra en el Bajo Putumayo
Este libro, reconstruye, desde un enfoque de género y a partir de testimonios, historias y memorias, los repertorios de violencia, regulación y control desplegados por el Frente 48 de las FARC y posteriormente por el Bloque Sur Putumayo de las AUC para devenir autoridad y establecer su dominio en El Placer, inspección de policía, del municipio del Valle del Guamués en el Bajo Putumayo.
En El Placer confluyeron narcotraficantes y guerrilleros desde mediados de los 80s y a finales de los 90s se sumaron los paramilitares buscando disputarle a las FARC el control de la población y del negocio del narcotráfico. Los paramilitares del Bloque Sur de las AUC irrumpen el 9 de noviembre de 1999 en El Placer, asesinan a 11 personas y crean así su primer escenario de terror.
El libro no se centra en el análisis de la masacre ya que a diferencia de otras regiones del país donde los paramilitares llevaron a cabo las masacres y salieron del lugar, en El Placer se asentaron inmediatamente y convirtieron al pueblo en base paramilitar hasta su desmovilización en 2006.
Dado el prolongado tiempo de dominio de las FARC,- quienes desde 1991 consolidaron su hegemonía en el Bajo Putumayo e implantaron un orden social-, las AUC estigmatizaron a los habitantes de El Placer como “guerrilleros de civil”, borrándose así los límites entre civiles y armados, lo cual condujo a acciones violentas contra la población, cuya memoria colectiva se centró con mayor fuerza en dar testimonio del dominio paramilitar.
Así, el libro da cuenta de la convivencia diaria de los paramilitares con los habitantes de El Placer, de los castigos diferenciados que establecieron para hombres y mujeres que tendieron a reproducir arreglos de género patriarcales, y de su invasión del espacio privado e íntimo de las mujeres y sus familias al cohabitar con ellas, lo cual hizo que las mujeres se sintieran en constante riesgo de convertirse en objetivo sexual.
‘Decente’, ‘indecente’, ‘prostituta’, ‘paraquera’ o ‘recorrida’, fue como resumieron los roles de las mujeres. Se desplegó un sistema punitivo donde las mujeres ‘indecentes’ eran castigadas en público, estableciéndose una frontera porosa entre mujeres “decentes” e indecentes que quebró el tejido social. Las mujeres “decentes” ocupaban una posición ambivalente sobre cómo actuar, de quién poder enamorarse y qué decisiones tomar para no ser “despreciadas”.
El libro también revela los esfuerzos de resistencia de la población, promovidos, en especial, por las mujeres, quienes aún hoy persisten en un profundo anhelo por hacer memoria, no guardar silencio y romper con los estigmas que han marcado a su pueblo, buscando que sea dignificado y así construir un futuro sostenible y en paz.
La investigación es importante en la medida que aún hace falta más investigaciones que permitan comprender cómo se configuran los actores armados en sus zonas de control, cómo transcurre la vida cotidiana de comunidades en presencia de actores armados legales e ilegales. La construcción social de la guerra tiene sus especificiades que como investigadores de las ciencias sociales debemos comprender para aportar de manera responsable a la reparación colectiva de las comunidades. Por lo tanto, esta investigación aporta a la comprensión de la guerra desde una perspectiva etnográfica e histórica de la vida cotidiana de los habitantes de El Placer bajo las normas y acciones premeditadas de los grupos armados para construir un orden social y controlar el negocio de la coca.