En el Norte del Cauca y sur del Valle a comienzos de los años 70 se consolida un proceso de desarraigo territorial contra los pequeños campesinos, sobre todo negros, propietarios de la tierra en esta zona. Tal proceso tenía como fin despojar a los pequeños productores rurales de sus predios. Expropiaciones que acabaron prácticamente con la base tradicional de la economía de la zona, y a partir de ese momento, las condiciones de vida de los habitantes, cambiaron en forma radical, pasando de ser productores con un nivel alto de autonomía a ser asalariados de los ingenios azucareros. De esta manera surgen dificultades, como: la descomposición familiar, la pérdida de los valores propios de estas comunidades (la solidaridad, el respeto y la integración comunitaria) y el debilitamiento de la identidad étnico cultural.

Al tener que salir a trabajar, como jornaleras en las que antes fueron sus tierras o empleadas del servicio domestico, las madres y abuelas dejaban a sus hijas e hijos pequeños al cuidado de hermanos mayores que aun eran de corta edad, quienes no podían prevenirlos de accidentes, ni cuidar adecuadamente de su nutrición.

En 1979, en Villa Rica (Cauca) se creo la primera CASITA DE NIÑOS como una propuesta para el nivel preescolar de comunidades negras. Posteriormente se replica esta experiencia en el sur del Valle, en Jamundi en la comunidad de Quinamayo, La Balsa en el municipio de Buenos Aires y San Nicolás en el municipio de Caloto, ambos situados en Cauca. En el año de 1989 fue creada La Asociación Casita de Niños, como una respuesta a la problemática que se estaba presentando con los niños y niñas de las comunidades rurales mencionadas.

La Asociación Casita de Niños realiza un trabajo de educación formal y no formal, que se implementa con niños y niñas menores de 7 años, en comunidades negras del norte del Cauca y sur del Valle, desde el año 1979, con una intensidad horaria de 7 de la mañana a la 4 de la tarde. Desde el inicio se involucró a padres de familia y a la comunidad en general. Teniendo en cuenta que este es un proyecto comunitario de Etnoeducación Afrocolombiana donde se deben unir y consolidar todos los esfuerzos para el bienestar de las comunidades. Para ello se priorizan componentes como: respeto a la diversidad étnico y cultural, protección del medio ambiente; historia de las comunidades, promoción de valores etnoculturales y fortalecimiento de la identidad.

La metodología de trabajo y contenidos a implementar con los niños y niñas están encaminados a desarrollar las múltiples dimensiones de estos, como la creatividad, la criticidad, la investigación, la valoración de si mismo, de las otras personas y de los demás seres de la naturaleza, las costumbres y la proyección de sus aspiraciones hacia el entorno social.

El proceso de formación de la comunidad está encaminado a desarrollar la personalidad y el fortalecimiento de los valores humanos, fomentando el respeto a la vida y a los demás individuos. La articulación a la vida comunitaria y social desarrolla actitudes positivas en las personas para asumir los cambios que la sociedad le presenta, mediante la autogestión, solidaridad, y participación frente a los diferentes procesos.

Las estrategias de trabajo con la comunidad, están orientadas al desarrollo de proyectos que permitan alcanzar una mejor calidad de vida. Muestra de esos proyectos es la capacitación permanente a padres de familia y maestros, desde las cuales, se dan pautas para la buena crianza de los niños, prevenir y corregir situaciones de maltrato infantil y mejorar las relaciones afectivas. A las familias involucradas se les invita a reflexionar sobre la importancia de producir para ellos mismos su alimento y a la vez conservar las condiciones medioambientales de tal manera que no se afecte el bienestar de las demás personas. Para materializar estas reflexiones, se plantean alternativas productivas como las parcelas agroecologicas y los proyectos ambientales.