Fundación Sanar - Niños con Cáncer
La Fundación SANAR Niños con cáncer es la organización más antigua en Latinoamérica trabajando en cáncer infantil. Su objetivo fundamental es acompañar a niños, niñas y adolescentes con cáncer y a sus familias sin distingo de raza, procedencia, nacionalidad, o situación económica, priorizando los casos de mayor vulnerabilidad.
Desde su creación, ha prestado asistencia integral a más de 12.000 niños con cáncer en el país y ha acompañado, como organización de la sociedad civil, el proceso de reglamentación de la ley de cáncer infantil. SANAR se ha planteado ser una respuesta sensible a la situación de los niños con cáncer y sus familias e inició recaudando fondos para el pago de medicamentos y radioterapia, así como dotando unidades oncológicas pediátricas. En la actualidad cuenta con 3 programas, dirigidos a 850 pacientes por año: Apoyo Psicológico, Apoyo Social y Promoción de la Sobrevida; además, cuenta con un modelo de acompañamiento social y psicológico protocolizado que servirá como herramienta para cualificar el apoyo integral en el país.
Como su principal estrategia dirigida a la sostenibilidad, SANAR cuenta con el Programa Reciclar para Sanar (recolección de tapas plásticas ) que ha logrado impactar de manera importante en la cultura del reciclaje. Entre sus logros, se destaca el reconocimiento del Programa como la cadena solidaria más grande del país y pionera en la recolección de tapas plásticas que, además, ha sido merecedora de dos Guinness Records mundiales y del Premio Latinoamérica Verde en la categoría de Residuos Sólidos en 2016, como una iniciativa ambiental, innovadora, social y altamente replicable en la región.
Actualmente el 45% de los recursos provienen de fondos propios gracias a este Programa y son más de 1.000.000 de personas vinculadas y comprometidas con la causa del cáncer infantil a través de esta acción solidaria.
La solidaridad ha sido uno de los valores que identifican el trabajo de SANAR. La capacidad para ponerse en el lugar de los otros y colaborar desde todos los escenarios para asegurar las acciones necesarias que permitan que más niños sobrevivan, que sus familias logren superar la enfermedad y sus consecuencias, es nuestro derrotero cotidiano siempre desde el respeto, el afecto y la comprensión de la situación por la que atraviesan pacientes y familias que viven la experiencia del cáncer.