¿Es posible proteger a niñas y niños que nacen y crecen en medio del conflicto, la migración o el desplazamiento? Semillas de Apego ha enfrentado este desafío desde 2014. El programa tiene un enfoque psicosocial comunitario que promueve la salud mental de madres, padres y otros cuidadores, con el fin de proteger el desarrollo de la primera infancia en contextos adversos.

Semillas de Apego reconoce que las heridas del pasado pueden trascender el tiempo y transmitirse de generación en generación. Además, comprende que para quienes cuidan a niñas y niños pequeños en estos entornos—y además cargan con el peso de su propia historia—resulta desafiante construir vínculos afectivos seguros. Esta dificultad para crear relaciones de cuidado seguras y cariñosas, sumada al contexto adverso, se convierte en una combinación devastadora para el desarrollo de la primera infancia.

Para hacer frente a este desafío, el programa desarrolló un modelo de implementación grupal liderado por facilitadoras comunitarias que viven en los mismos contextos y reconocen las necesidades y desafíos del entorno. Las sesiones del programa están diseñadas para reflexionar sobre el bienestar emocional de las personas, brindándoles herramientas que mitiguen los efectos del trauma y potencien la capacidad de los cuidadores para construir vínculos afectivos protectores.

Esto es crucial en contextos de adversidad, ya que el desarrollo físico, emocional y cognitivo de las personas se determina en gran medida por las experiencias de los primeros años de vida. Niñas y niños que experimentan una primera infancia segura y crecen rodeados de cuidadores afectivos construyen sistemas biológicos fuertes y conexiones neuronales robustas que les permiten desarrollar capacidades de aprendizaje y habilidades para el resto de su vida.

Con implementaciones exitosas en Atlántico, Córdoba, Norte de Santander, Valle del Cauca, Antioquia, Bogotá y Nariño, el programa ha llegado a más de 5,000 madres, padres y cuidadores que hoy reconocen la importancia de estar bien para poder cuidar bien. Hoy, respaldado por la evidencia y el apoyo de aliados estratégicos como la Universidad de los Andes, la Fundación Hilton y Sesame Workshop, Semillas de Apego sigue cultivando el bienestar emocional de los adultos para asegurar el futuro de niños y niñas que, incluso en medio de la violencia, el desplazamiento o la migración, podrán alcanzar su pleno potencial.

Comunicado de prensa

¿Es posible proteger a los menores que nacen y crecen en medio del conflicto, la migración o el desplazamiento? Semillas de Apego ha enfrentado este desafío desde 2014, a través de un programa de atención psicosocial comunitario que promueve la salud mental de madres, padres y otros cuidadores, con el fin de proteger el desarrollo de la primera infancia en contextos adversos.

Semillas de Apego reconoce que las heridas del pasado pueden trascender el tiempo y transmitirse de generación en generación. Además, comprende que para quienes cuidan a niñas y niños pequeños en estos entornos –y además cargan con el peso de su propia historia– resulta desafiante construir vínculos afectivos seguros.

Para hacer frente a estos retos, el programa desarrolló un modelo de implementación grupal liderado por facilitadoras comunitarias que viven en los mismos contextos, y que reconocen las necesidades y desafíos del entorno. Las sesiones del programa están diseñadas para reflexionar sobre el bienestar emocional de las personas, brindándoles herramientas que mitiguen los efectos del trauma y potencien la capacidad de los cuidadores para construir vínculos afectivos protectores.

Con implementaciones exitosas en Atlántico, Córdoba, Norte de Santander, Valle del Cauca, Antioquia, Bogotá y Nariño, Semillas de Apego ha logrado llegar a más de 5.000 madres, padres y cuidadores, quienes hoy reconocen la importancia de estar bien para poder cuidar bien.